La localidad de María de Huerva se encuentra a 16 kilómetros de Zaragoza, en la carretera de Teruel, por el antiguo Camino Real a Madrid y paso de la antigua Vía Laminia Romana.

Su localización actual obedece a una re-fundación de la localidad en el siglo XVII, tras la expulsión de los moriscos (1610), momento en el que la localidad de Maria queda prácticamente deshabitada.

Se denominó María hasta 1910 y desde 1920 tomo el nombre de María de Huerva. La localidad de María procede de la expresión árabe Hisn al-Mariyya (torre de vigilancia sobre la orilla del mar, o atalaya) y hace referencia al emplazamiento de su castillo sobre un cerro amesetado que domina el río Huerva y la Val de María.

El antiguo María todavía se recorta en el horizonte cuando te desplazas por la actual Carretera Nacional de Teruel o por la Autovía Mudejar.

Domina una posición estratégica en un punto en donde el “Camino Viejo” (camino que conduce desde Zaragoza por el escarpe derecho de la depresión del Huerva) se encuentra con la mole del poblado y castillo y sus cortados sobre el Huerva, obligando a cruzar a la orilla opuesta, por un vado o puente.

El Castillo de María está documentado ya en la época Islámica. El cronista Jerónimo Zurita (s. XVI) atestigua su antigua existencia y diversas crónicas indican la presencia en él de tropas de Abderraman III en el año 935 (citado por Ibn Hayyan y al-Udrí).

También está documentada, en el 951, la figura de su gobernador de la etnia Tuyibí Yahía-ibn-Hasin. Por consiguiente se puede considerar el Castillo como de construcción Islámica, del mismo modo que los de Cadrete, Cuarte (hoy desaparecido) y Muel.

La localidad de María jugo un papel fundamental en la conquista de Zaragoza por Alfonso el Batallador, al ser el punto fuerte a donde llegaron los refuerzos cordobeses al mando del «rey» Temín (según Zurita), quien ante la superior fuerza oponente se retiraron sin plantar batalla, abandonado Zaragoza a su suerte. También aparece citado en esta misma época al intentar destruir las tropas cristianas un azud que daba agua a barrios de Saracosta.

Una vez conquistada Zaragoza María recibe su “Carta Puebla” otorgada por Alfonso el Batallador en 1124. Se trata del instrumento por el que el Rey ofrece tierras a los cristianos que lo deseen para repoblar con sus gentes una localidad hasta entonces enteramente musulmana y para que los nuevos pobladores sirvieran a la defensa de sus tierras frente a presuntos futuros ataques de las fuerzas Cordobesas. Seguramente María se rindió sin plantar batalla tras la caída de Zaragoza ante un formidable ejército, capitaneado por las tropas de Alfonso el Batallador que contaba con el apoyo de su lugarteniente Gastón de Bearn y sus tropas gasconas y bearnesas. Así “la Honor de María” paso a Sancho Fortuñones con el título de Zalmedina de Zaragoza y María. En la Carta Puebla se indica que los nuevos pobladores pueden hacerse sus casas como mejor puedan y cada caballero recibirá para siempre dos yugadas de tierra y cada peón una yugada.

Posteriormente cuenta con diferentes tenentes (señores del Castillo que gobiernan la localidad en nombre del Rey): Quadrat, Eneco Arceiz, Deus Aiuta, Pedro Ortiz.

En 1233 Jaime I lo entrega a Blasco de Aragón a cambio de Morella, tomada por éste último y necesaria para Jaime I, ya que resultaba la llave de Valencia.

En 1311 perteneció a Juan de Vidaure. Ya en 1348 aparece en posesión de Alonso de Ejerica, pasando sucesivamente a dominio unionista y de los ejércitos reales. A partir de 1428 forma parte del linaje de los Fernández de Heredia que más tarde serán Condes de Fuentes (los Pignatelli), con quienes finalizará el dominio del Señorío de María.